Neurología

¿Qué es la Neourología?

La neurología es la rama de la medicina que se especializa en el estudio, diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sistema nervioso. Este sistema abarca el cerebro, la médula espinal, los nervios periféricos y los músculos, que en conjunto controlan todas las funciones del cuerpo, desde el pensamiento y las emociones hasta el movimiento y las respuestas automáticas como la respiración.

Entre las afecciones más comunes que trata un neurólogo se incluyen:

  1. Trastornos neurológicos degenerativos: como el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis múltiple.
  2. Accidentes cerebrovasculares (ACV): tanto en la prevención como en el tratamiento de sus secuelas.
  3. Epilepsia: control de convulsiones y diagnóstico de diferentes tipos de epilepsia.
  4. Trastornos del sueño: como la apnea del sueño o el insomnio crónico relacionado con problemas neurológicos.
  5. Dolores de cabeza y migrañas: abordaje de cefaleas crónicas y dolores intensos.
  6. Lesiones en el sistema nervioso: como traumas cerebrales o lesiones en la médula espinal.
  7. Trastornos neuromusculares: incluyendo enfermedades que afectan los nervios y músculos, como la miastenia gravis o neuropatías periféricas.


Además del diagnóstico y tratamiento, el neurólogo también participa en la investigación y desarrollo de nuevas terapias, buscando mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedades del sistema nervioso.

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Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa que suele aparecer en la vejez, aunque en algunos casos familiares puede presentarse de manera más temprana. Su inicio es lento y progresivo, lo que dificulta su detección en las primeras etapas. A medida que avanza, el deterioro cognitivo se hace más evidente, afectando gravemente la calidad de vida de la persona.

El síntoma principal es la pérdida de memoria, que comienza afectando los recuerdos recientes y se extiende a recuerdos más antiguos. También puede haber dificultades para reconocer objetos, personas, y partes del propio cuerpo, así como problemas en el lenguaje, el movimiento y la orientación espacial y temporal.

Además, el Alzheimer afecta el comportamiento y las emociones, manifestándose en depresión, irritabilidad y dificultades para realizar tareas cotidianas. Estos cambios requieren un apoyo continuo de los familiares y cuidadores, dado el impacto progresivo de la enfermedad tanto en el paciente como en su entorno.

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Demencia frontotemporal

La demencia frontotemporal, o enfermedad de Pick, es una enfermedad neurodegenerativa que suele aparecer a partir de los 50 años. Se presenta en distintas formas, siendo la variante conductual la más común, caracterizada por cambios progresivos en la personalidad y el comportamiento. Otras formas incluyen la afasia progresiva primaria, que afecta la comunicación, y la demencia semántica, que altera la comprensión y producción del lenguaje.

Los síntomas varían según la variante, aunque la variante conductual suele ser la más notoria por el impacto en el entorno familiar. Esta forma se manifiesta con desinhibición, comportamiento inapropiado, falta de respeto por normas sociales y cambios en los hábitos alimenticios, además de irritabilidad, desconfianza o apatía.

Las formas que afectan el lenguaje, como la afasia progresiva y la demencia semántica, dificultan la capacidad de comunicarse. Aunque cada variante presenta síntomas específicos, todas afectan considerablemente la vida del paciente y su entorno, requiriendo atención médica especializada.

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Parálisis supranuclear progresiva

La parálisis supranuclear progresiva (PSP) es una enfermedad neurodegenerativa poco común que afecta al control del movimiento, equilibrio y otras funciones básicas. Es provocada por el deterioro gradual de ciertas áreas del cerebro, en particular aquellas que controlan los movimientos oculares y la postura. Suele presentarse en personas mayores de 60 años y, aunque sus causas exactas son desconocidas, se cree que está relacionada con la acumulación anormal de la proteína tau en el cerebro.

Los síntomas principales de la PSP incluyen dificultad para mover los ojos, especialmente hacia abajo, problemas de equilibrio que provocan caídas frecuentes, rigidez muscular y lentitud en los movimientos. A medida que avanza la enfermedad, también pueden aparecer alteraciones en el habla y la deglución, así como cambios en el comportamiento, con tendencia a la irritabilidad, apatía o depresión. Estos síntomas suelen empeorar progresivamente, afectando gravemente la capacidad para realizar actividades cotidianas.

Aunque no existe una cura para la PSP, los tratamientos disponibles se enfocan en manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La terapia física, los medicamentos para controlar la rigidez y el apoyo especializado en las dificultades del habla y la deglución son clave para prolongar la autonomía del paciente tanto como sea posible.

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Parkinson

La enfermedad de Parkinson es una patología neurodegenerativa que ocurre debido a la pérdida de neuronas en una región del sistema nervioso llamada sustancia negra. Suele manifestarse a partir de los 60 años y es más común en hombres. Inicialmente, los síntomas afectan principalmente el movimiento, generando rigidez, temblores y dificultades para caminar. Sin embargo, en muchos casos, pueden presentarse síntomas depresivos antes o junto con los problemas motores.

A medida que la enfermedad progresa, algunos pacientes pueden desarrollar una forma de demencia. Esta demencia se caracteriza por dificultades para planificar, concentrarse, tomar decisiones y adaptarse a situaciones nuevas. También pueden surgir problemas para procesar información y para inhibir ciertas respuestas, lo que impacta en las actividades diarias del paciente.

Tanto los síntomas motores como los cognitivos empeoran con el tiempo, afectando profundamente la calidad de vida. La combinación de dificultades físicas y mentales requiere un enfoque integral en el tratamiento y un apoyo constante por parte de los familiares y cuidadores.

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Esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune y neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso central, específicamente al cerebro y la médula espinal. Se caracteriza por la destrucción de la mielina, una sustancia que recubre las fibras nerviosas y que es esencial para la transmisión eficiente de los impulsos nerviosos. La enfermedad suele diagnosticarse en adultos jóvenes, con mayor frecuencia en mujeres, y presenta un curso impredecible, con brotes y remisiones.

Los síntomas de la esclerosis múltiple son variados y dependen de las áreas del sistema nervioso afectadas. Pueden incluir problemas motores como debilidad en las extremidades, espasmos musculares, problemas de coordinación y equilibrio, así como alteraciones visuales, fatiga intensa y problemas de sensibilidad. Además, es común que los pacientes experimenten alteraciones cognitivas, como problemas de memoria y concentración, y síntomas emocionales como depresión o ansiedad.

Aunque no existe una cura definitiva, los tratamientos actuales se centran en controlar los síntomas, reducir la frecuencia de los brotes y frenar la progresión de la enfermedad, permitiendo a los pacientes mantener una mejor calidad de vida.

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Demencia vascular

La demencia vascular es un tipo de demencia secundaria que se asocia con accidentes cerebrovasculares o factores de riesgo cardiovasculares como la hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia. Generalmente, es el resultado de múltiples pequeños infartos cerebrales, cuyos efectos se acumulan con el tiempo, aunque también puede presentarse de forma repentina tras un tromboembolismo o una hemorragia cerebral.

Los síntomas pueden variar dependiendo de las áreas del cerebro afectadas, pero suelen incluir problemas para razonar, tomar decisiones, planificar y recordar. También es común la aparición de signos neurológicos específicos. La enfermedad tiene un curso fluctuante, con periodos de estabilización y empeoramiento.

Además de los problemas cognitivos, los pacientes pueden experimentar síntomas afectivos como ansiedad o depresión. La combinación de estos factores, junto con la naturaleza progresiva de la enfermedad, demanda una atención médica y familiar constante para el manejo de los síntomas y la calidad de vida del paciente.

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Epilepsia

La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica que se caracteriza por la aparición recurrente de convulsiones o crisis epilépticas causadas por una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Puede afectar a personas de todas las edades y tiene múltiples causas, que van desde lesiones cerebrales hasta factores genéticos o desconocidos. La intensidad y tipo de crisis varían, desde episodios breves de desconexión hasta convulsiones generalizadas que comprometen todo el cuerpo.

Los síntomas de la epilepsia dependen del tipo de crisis, pero pueden incluir pérdida de conciencia, movimientos incontrolados de brazos y piernas, confusión, o sensaciones inusuales como olores o sonidos anormales. Después de una crisis, es común que las personas experimenten cansancio o confusión. Las crisis pueden ser impredecibles, lo que afecta la calidad de vida del paciente, ya que pueden interferir en actividades cotidianas como conducir o trabajar.

Aunque no existe una cura definitiva, el tratamiento con medicamentos anticonvulsivos permite a la mayoría de los pacientes controlar sus crisis. En algunos casos, cuando la medicación no es efectiva, se pueden considerar otras opciones como la cirugía o dispositivos que regulan la actividad cerebral. Con un manejo adecuado, muchas personas con epilepsia pueden llevar una vida plena y activa.

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Trastornos del movimiento

Los trastornos del movimiento abarcan una variedad de condiciones neurológicas que afectan a la capacidad para controlar y coordinar los movimientos corporales. Estos trastornos pueden manifestarse como un incremento o descenso en la cantidad de movimiento, o como la aparición de movimientos involuntarios. Entre los trastornos comunes se incluyen la ataxia, que se caracteriza por problemas de coordinación, la enfermedad de Huntington, el síndrome de Tourette y las distonías.

La ataxia se manifiesta con dificultades en la coordinación de los movimientos, lo que afecta la marcha y el equilibrio. La enfermedad de Huntington se presenta con movimientos involuntarios y progresivos, junto con cambios en la conducta y las funciones cognitivas. El síndrome de Tourette se distingue por la presencia de tics motores y vocales repetitivos, mientras que las distonías implican contracciones musculares involuntarias que causan posturas anormales.

Las causas de estos trastornos son variadas y pueden incluir factores genéticos, enfermedades degenerativas o lesiones cerebrales. El tratamiento varía según el tipo de trastorno y suele requerir una evaluación detallada por parte de un neurólogo. Un diagnóstico preciso y una gestión adecuada son esenciales para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

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