El apego es ese vínculo emocional profundo, seguro y duradero que se establece entre dos personas. Hoy os cuento cuántos tipos hay y cómo influyen en nuestro desarrollo ¡Sigue leyendo!
Índice de contenidos
El apego es algo positivo y necesario, es un vínculo emocional profundo y duradero que implica un intercambio de consuelo, cuidado y placer. Las relaciones de apego se caracterizan por buscar la cercanía del otro y sentirnos más seguros cuando estamos ante la figura de apego.
Desde que nacemos hasta que adquirimos cierta autonomía somos dependientes de otras personas. En nuestra infancia nuestra dependencia de las personas que nos cuidan es completa. El apego se empieza a generar desde el útero de la madre. A medida que vamos creciendo, nuestra autonomía va siendo mayor, pero seguimos necesitando esa figura de protección. John Bowlby (creador de la teoría del apego) creía que los primeros lazos formados por los niños con sus cuidadores tienen un tremendo impacto que continuará durante toda su vida.
«La confianza ilimitada en la accesibilidad y apoyo que pueden brindar las figuras de apego constituye la base de desarrollo de una personalidad estable
y segura de sus propias fuerzas»
John Bowlby
Otra de las figuras importantes en el estudio del apego fue Mary Ainsworth, creadora de la situación extraña, experimento en el que se somete a la madre y al niño a una serie de pruebas con una persona ajena para valorar el apego existente. Este estudio consistía en observar cómo reaccionaban niños de entre 12 y 18 meses cuando les dejaban solos poco tiempo y cuando volvían, está compuesto por 5 secuencias:
A partir de este estudio se establecieron tres tipos de apego: seguro, ambivalente-ansioso y evitativo. Posteriormente los investigadores Main y Solomon añadieron un cuarto tipo de apego.
Como os comentaba, existen 4 tipos de apego emocional diferentes que surgen en respuesta a la atención que reciben los niños de sus progenitores o cuidadores durante la infancia. Estos cuatro tipos son: seguro, ansioso-ambivalente, evitativo y desorganizado.
El apego seguro es el tipo de apego más sano de todos, está caracterizado por la incondicionalidad, el niño/a sabe que sus padres o cuidador no va a fallarles. El niño se siente querido, valorado y aceptado. Se da cuando el cuidador es una persona atenta y preocupada por comunicarse con el recién nacido, no sólo interesada en cubrir las necesidades de limpieza y alimentación del bebé, cubriendo tanto sus necesidades fisiológicas y emocionales. Este tipo de apego se manifiesta de formas diferentes:
Los padres de niños con apego seguro tienden a jugar más con sus hijos, además de reaccionar con más rapidez a las necesidades de sus hijos y suelen ser más receptivos a sus hijos que los padres de hijos inseguros. Estos niños son más empáticos, menos disruptivos, agresivos y maduros que niños con estilo de apego ambivalente o evitativo. Forman un vínculo seguro que contribuye al desarrollo de un apego seguro.
Sin embargo, existen otros tipos de apego inseguros que pueden influir de forma negativa en las relaciones y vínculos que establecemos a lo largo de nuestra vida con los demás. Estos tipos de apego son los siguientes.
El apego ambivalente, también conocido como apego ansioso evitativo, se caracteriza por el miedo y rechazo al abandono, dependencia emocional y constante por la validación por parte de los demás. Suele ser consecuencia de una crianza en la que los padres o cuidadores no estaban en sintonía con las necesidades del niño/a, relaciones inestables, unas veces muy mimosos, otras distantes e indiferentes. Muestran gran angustia cuando se separan del cuidador, sin embargo no se sienten reconfortados cuando vuelven.
Este tipo de apego no es muy común y normalmente está asociado a la baja disponibilidad materna, a medida que crecen van siendo más inseguros y excesivamente dependientes. En la edad adulta:
Este tipo de apego inseguro suele desarrollarse cuando las personas al cuidado fueron frías a nivel emocional. Puede que quisieran mucho al niño/a pero no lo demostraban a nivel emocional y no han generado suficiente seguridad en el niño/a. Estos niños han asumido que no pueden contar con sus cuidadores, lo que les provoca sufrimiento. Las personas con apego evitativo suelen tener problemas para intimar física y emocionalmente con los demás.
Este tipo se puede considerar una mezcla de los dos tipos de apego inseguros anteriores. Implica comportamientos extremadamente inconsistentes además de una gran dificultad para confiar en los demás. Es el menos frecuente de todos y se suele observar en entornos en los que las figuras de apego son muy positivas y muy negativas a la vez, siendo fuente tanto de satisfacción como de daño. Generalmente se da en situaciones de maltrato o abuso.
Es posible cambiar nuestro tipo de apego con los demás, para ello, es importante acudir a un profesional que pueda darnos las pautas adecuadas y ayudarnos a trabajar emocionalmente y en la autoestima.
Si estás buscando un psiquiatra en Murcia, contacta conmigo a través de mi página web o redes sociales (Facebook, Instagram y Linkedin) y analizamos tu caso.