Neurobiología del trastorno por atracón

En la entrada anterior llevé a cabo una aproximación al trastorno por atracón y propuse abordar en diferentes publicaciones otros aspectos relacionados con el mismo. En la publicación de hoy voy a abordar qué tiene que decir la evidencia científica sobre las causas del trastorno por atracón y lo voy a hacer desde un punto de vista biológico.

 

UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A LAS CAUSAS

En relación al trastorno por atracón sabemos relativamente poco sobre las bases fisiopatológicas que, a nivel neurológico, predisponen a padecer este tipo de trastornos. Se han buscado pistas en pruebas de neuroimagen, pruebas neuropsicológicas, estudios genéticos e incluso en estudios con animales (primates y ratas fundamentalmente).

De todos estos estudios, se puede definir a este tipo de trastornos como resultado de una alteración en lo que denominados mecanismos de recompensa. Estas alteraciones también se han visto en otras patologías como pueden ser las adicciones a drogas y nos llevan a considerar el trastorno por atracón como un cuadro caracterizado por la presencia de impulsividad y conductas compulsivas relacionadas con la comida junto con una alteración del mecanismo de recompensa relacionado con la comida.

 

¿QUÉ TIENEN QUE DECIR LOS ESTUDIOS?

  • NEUROIMAGEN

Lo que han observado diferentes estudios de neuroimagen es que habría una alteración en unos circuitos cerebrales llamados corticoestriatales, tanto a nivel de los neurotransmisores (moléculas que usan las neuronas para comunicarse) como a nivel de la sustancia blanca (las vías que comunican unas partes del cerebro con otras). Estos circuitos permiten la conexión entre el estriado (relacionado con los comportamientos compulsivos), la ínsula (relacionada con la toma de decisiones, la percepción gustativa y la regulación de la alimentación), la corteza orbitofrontal y la prefrontal (relacionadas con las funciones ejecutivas).

De forma resumida, la alteración de estas estructuras provocaría un fallo a la hora de regular nuestra conducta (en este caso relacionada con la comida) fruto de un fallo en los circuitos que regulan la motivación y el control de los impulsos (imagen A). Asimismo se ha observado que con el tratamiento se produce una mejor regulación de esos circuitos (imagen B).

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  • NEUROPSICOLOGÍA

La impulsividad y la presencia de compulsiones antes mencionadas se ha puesto de manifiesto a través de evaluaciones neuropsicológicas. Se ha observado que las personas que padecen trastorno por atracón tienen dificultades a la hora de tomar deciciones fruto de esa mayor impulsividad y por la tendencia a repetir una determinada conducta. Asismismo, se ha visto un déficit en funciones ejecutivas de las que ya hablé en una entrada anterior que podéis consultar si queréis más información al respecto.

Lo que se deriva de estas alteraciones es que las personas que padecen trastorno por atracón presentan una mayor respuesta a estímulos relacionados con la comida y una menor respuesta a los estímulos procedentes de su propio cuerpo (esto por ejemplo les llevaría a seguir comiendo a pesar de sentirse llenos).

 

  • NEUROFISIOLOGÍA

Este tipo de estudios han señalado que en el trastorno por atracón hay un patrón de actividad eléctrica que se relaciona con una mayor desinhibición (y por tanto menor capacidad de controlar un comportamiento) a la hora de ver imágenes relacionadas con la comida pero no ante imágenes no asociadas a esta.

También se ha visto en pruebas de resonancia magnética funcional que hay un incremento del flujo de sangre a las regiones mencionadas más arriba cuando la persona se expone a imágenes de comida hipercalórica, algo que no se ha visto en personas que no padecen este trastorno. No obstante, también se ha visto que esa activación disminuye en personas que reciben tratamiento.

 

  • GENÉTICA

Aunque aún queda mucho que estudiar desde el campo de la genética se piensa que puede haber un componente genético que predisponga a padecer este tipo de trastornos. Esto se fundamenta en el hecho de que es habitual que varios miembros de una misma familia presenten este tipo de trastornos. De hecho, se estima que esa heredabilidad se presenta en una probabilidad del 41 al 57%.

Aunque se estudian gran cantidad de genes, algunas investigaciones sospechan que algunos en concreto, como el Taq1A que se asocia al neurotransmisor llamado dopamina y a los opioides, tienen un especial papel. La alteración en ambos tipos de neurotransmisores provoca una mayor impulsividad, aparición de conductas compulsivas y una alteración en los mecanismos de recompensa. Como veréis, todos estos procesos los describo al principio del artículo.

 

RESUMEN

Como veréis aún queda mucho que estudiar sobre este tipo de trastornos que, a pesar de ser muy frecuentes, son aún poco conocidos. Lo que sí parece estar claro es que en ellos hay una elevada impulsividad, presencia de comportamientos compulsivos y una alteración en los mecanismos de recompensa como consecuencia de alteraciones en una serie de regiones del cerebro. Estas predispondrían a sufrir un episodio de atracón en situaciones de mayor estrés o al experimentar emociones desagradables, de ahí que el tratamiento sea complejo y requiera de la participación de diferentes profesionales. Este aspecto lo trataré en una próxima publicación.

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