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UNA APROXIMACIÓN AL TRASTORNO POR ATRACÓN
El trastorno por atracón afecta aproximadamente al 3% de la población en países occidentales, lo que lo convierte en el TCA más frecuente. Se caracteriza por episodios recurrentes de atracones. Concretamente, se tiene que dar al menos un episodio a la semana en la que, en un corto periodo de tiempo, la persona ingiera una cantidad de comida muy superior a la normal.
Es más frecuente en mujeres y en personas con sobrepeso u obesidad y habitualmente empieza al comienzo de la vida adulta, aunque también puede ser habitual que empiece en la adolescencia. Suele acompañarse de un mayor riesgo de depresión, ansiedad, otros trastornos de la conducta alimentaria o consumo de sustancias.
¿ES SÓLO PERDER EL CONTROL CUANDO COMO?
Este trastorno se caracteriza por la presencia de pensamientos obsesivos relacionados con la comida acompañados de actos que se podrían considerar como compulsivos y que se acompañan de preocupaciones sobre el peso, el físico y un estado de ánimo negativo. Las personas que los padecen suelen restringir mucho las comidas durante el día. El problema es que esta restricción provoca que terminen perdiendo el control, habitualmente a última hora del día o por la noche, y terminen ingiriendo alimentos más calóricos en forma de atracones. Esto provoca que la persona experimente una sensación de pérdida de control al seguir comiendo a pesar de encontrarse desagradablemente llenas o no tener hambre. Finalmente, al sentir que ha perdido el control pueden aparecer sentimientos de vergüenza, culpa o depresivos que pueden motivar que tiendan a comer a solas.
Esta forma de alimentarse lleva a que la persona sufra cambios cambios bruscos en el peso que alimentan el círculo vicioso. También puede ser la forma que encuentre la persona de lidiar con emociones negativas e incluso una forma de evitar enfrentarse a determinados aspectos que no le gustan de su realidad.
CONSECUENCIAS DEL TRASTORNO POR ATRACÓN
Conduce a una peor salud, tanto física como psicológica, así como a una peor calidad de vida. Esto es debido a la presencia con una frecuencia más elevada de depresión y un deterioro importante de las relaciones sociales. Además, incrementa el riesgo de desarrollar un síndrome metabólico en forma de hipertensión, colesterol elevado o diabetes con independencia del peso que tenga la persona. Por otra parte, empeora los resultados en aquellas personas que se someten a cirugía bariátrica ya que la sensación de “perder el control” está siempre ahí.
¿CÓMO SE TRATA?UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
Aunque este tema se abordará en una próxima entrada, el objetivo de la terapia es reducir la frecuencia de los episodios y las distorsiones cognitivas asociadas a la alimentación. En este sentido, la APA recomienda la combinación de tratamiento antidepresivo así como de psicoterapia cognitivo-conductual. Algunos estudios han probado también con estimulantes o topiramato (antiepiléptico que se emplea como antiimpulsivo) para reducir el apetito y, aunque los resultados sobre su utilidad no son del todo concluyentes, parecen ser útiles según diferentes estudios tomados por separado.